domingo, 1 de abril de 2007

Derecho a morir dignamente

En la voragine de la recogida de firmas (descargar aquí) llegó a mi ventana una noticia de las que te hacen pensar sobre cuál es la auténtica situación de los inmigrantes en nuestro país. El titular de la noticia era este:


Llevamos mucho tiempo discutiendo en España sobre el derecho a la eutanasia y a la muerte digna. El enfrentamiento entre el derecho a morir dignamente y las obligaciones de asistencia médica y los posicionamientos éticos de los profesionales médicos y de los religiosos nos ocupan jornadas y debates, en su mayoría estériles. Sin embargo, esos son juegos para gente con dinero. A los inmigrantes no les aplicamos ese derecho a morir dignamente, sobre todo si su familia es pobre.

A Olimpia Tomala la mataron dos veces. Un día su pareja la mató en esa espiral de violencia en la que una casa acaba convirtiéndose en un infierno. Pero no contentos con eso, las autoridades españolas la mataron una segunda vez y la han dejado durante dos meses en el depósito de cadáveres porque no autorizaban a sus familiares acudir a España a recoger el cadáver, cobrar el seguro y vender los bienes de la fallecida.

Esta vez no era la objeción de conciencia de los profesionales médicos ni debates éticos o morales, esta vez la razón era el riesgo de que su hermana se quedara en España. Absurdo. Como si la hermana de Olimpia Tomala fuera a quebrar el mercado de trabajo español. Como si fuera la única inmigrante en situación irregular en toda España. Como si no primara ante razonamientos tan peregrinos el derecho de una persona de morir en paz y el de sus familiares de estar con el finado.

Desed mi ventana le dedico este post a la memoria de Olimpia Tomala y brindo a la salud de su familia para que sepan que en Europa algunos aún les tenemos el respeto que merece cualquier ser humano.

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