Otra de pucherazos

Cualquier Secretario de Organización de la más pequeña agrupación de cualquier partido político es un experto en manipular elecciones. Funciona desde antiguo el sistema de retocar las listas de afiliados semanas antes al día de la Asamblea. Es la forma más efectiva de asegurarse que la elección de los militantes coincide con la de la dirección.

En los últimos tiempos, los estatutos de la mayoría de los partidos han optado por paliar esta práctica exigiendo para que un afiliado tenga derecho a voto en una Asamblea una aintigüedad mínima, que suele rondar el año. Por eso, la nueva táctica de los rasputines de las organizaciones politicas ha sido limpiar los listados de militantes de aquellos poco afines que hayan tenido cualquier tipo de error en su práctica militante.

Esta práctica, que pone en entredicho el carácter democrático en la organización de los partidos políticos que exige la Constitución española, tiene una gravedad relativa. Sin embargo, lo que resulta muy preocupante es que estos secretarios de organización hayan cruzado la raya y hayan decidido aplicar las mismas prácticas en las elecciones municipales.

La idea es la misma, como el número de votantes es relativamente limitado, si se introducen algunos votantes más se puede alterar de forma notable el resultado final de las elecciones. Y a ello se han lanzado. Las noticias se suceden: algunos pueblos de la provincia de Castellón, otros de Galicia y, ahora, Lanjarón.

El Instituto Nacional de Estadística se sorprende de que en dos domicilios prentendan empadronarse 75 personas. O un pueblo que aumenta su población en un 33%. O una secretaria local del PP que va empadrona a 111 personas y se rie del principio de presentación personal de la solicitud de empadronamiento.

Son muestras de cómo se trata de alterar el resultado electoral. Como dije el otro día, la época de las urnas llenas antes de empezar la votación han pasado a la historia. Pero los pucherazos siguen con total vigencia: no permitas al electorado que se equivoque.