jueves, 17 de enero de 2008

Treinta años

A partir de hoy, siempre que me pregunten la edad el primer dígito será un tres. Desde hoy hasta el 17 de enero de 2018. Pero eso se ve tan lejano...

Tan lejano como veía el día de hoy desde hace mucho tiempo. Treinta años, pensaba, ya seré mayor, estaré casado, tendré hijos. ¿Una casa? Quizás. ¿Un trabajo fijo? Difícil. Eran tiempos de sueños de futuro, de imaginación al poder.

Probablemente sea un buen día para hacer balance de lo que llevo detrás, de lo que he conseguido y de lo que me queda por lograr. En el haber una mujer guapa a la que quiero tanto como ella me quiere y eso ya es mucho. También pienso en tener todavia conmigo a toda mi familia y mantener con ellos una relación cariñosa. Yo siempre me tuve por persona poco familiar, independiente, pero la vida me ha enseñado que mi círculo más cercano me resulta esencial para vivir.

En el debe tengo a mis amigos, a los que hace mucho tiempo que abandoné. Y mi vida profesional que no alcanzó el nivel que yo pensaba que tendría cuando cumpliera treinta años. Esa tesis que me queda atravesada desde hace tanto tiempo y que me tiene muchas puertas cerradas. Lo único que puede jurar es que todo lo que he hecho lo he hecho siempre de conciencia y que mi trabajo me ha permitido, al menos, pelear por defender a aquellos que tienen menos defensa. Como mínimo me permite sentirme satisfecho esperando a que esas puertas se abran. Sin embargo, también me doy cuenta, con la experiencia de los treinta años, de que alguna de esas puertas harían volar mi vida por la ventana.

Ahora mismo me quedo con mi vida. Y eso, a los treinta años, no todo el mundo puede decirlo.

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