viernes, 20 de noviembre de 2009

Y ahora, ¿qué hacemos?

Una periodista de La Voz de Cádiz escribía en su columna semanal, el pasado domingo 8 de noviembre, la siguiente reflexión crítica sobre los detallistas de la Plaza de Abastos:


A CABALLO REGALADO...
El refrán no parece ir mucho con los detallistas del Mercado Central, que esta semana y antes de tomar posesión de sus puestos, ya han presentado una batería de quejas al Ayuntamiento sobre detalles que quedan pendientes en una obra que le devuelve esplendor a una plaza de abastos que se caía a cachos. Que si el agua no corre bien en los puestos del pescado, que si los ganchos de la carne no están centrados, que si el agua de la lluvia puede colarse por la cristalera... Aquí, como decía el Beni, el que no llora no mama, aunque suene muy feo decirlo y, por pedir, que no quede, que es el deporte local preferido.

Curiosamente, no han hecho falta ni quince días para descubrir esto que publicaba ayer el Diario de Cádiz:


Es decir, que esos que se quejaban con el caballo regalado llevaban razón. Y es que hay veces que hay que tener la boca cerrada, antes que criticar por criticar.





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