jueves, 3 de diciembre de 2009

On air: Toros por las calles

El jueves pasado hablé de toros. Pero no porque yo sea taurino sino porque se prestó a ello la escaramuza de los figurantes con cuernos de la película Knight and Day. Por cierto, la foto de la que hablaba se confirmó días después.

La ciudad de las mil anécdotas tiene, desde el domingo, una más. El inesperado encierro de mansos del mediodía es una de esas cosas que, dicen, sólo pueden pasar en Cádiz y que incrementan la leyenda, entre chiste y pandereta que esta ciudad se está encargando de fomentar. La ciudad que sonríe lo es, por circunstancias como estas que han afilado las plumas irónicas gaditanas, las de Carnaval y las que campan por la blogosfera gadita.

Sin embargo, la broma, el chiste, la anécdota lo fueron por muy poco. De milagro se puede calificar el hecho de que siete toros de 500 kilos se paseen sin control por el casco antiguo de Cádiz un domingo por la mañana y lo único que haya que lamentar sean daños materiales y dos señoras heridas leves, más del susto que de otra cosa. La tragedia que pudo suceder habría oscurecido los chascarrillos y las gracietas, pero no fue así y lo de los toros se ha quedado en un episodio más de la antología del cachondeo.

Pero la sonrisa de la fortuna no debe ocultarnos la responsabilidad que tienen algunos en estos hechos. En este equipo de gobierno municipal, el éxito tiene una madre y el fracaso es absolutamente huérfano. Los concejales que se pavoneaban por la calle Ancha que más que concejales del Ayuntamiento de Cádiz parecían los representantes de Tom Cruise en la ciudad, desaparecieron escondidos en alguna alcantarilla al paso de los morlacos. El único que dio la cara fue Romaní y ha servido poco más que para demostrar las carencias del Ayuntamiento. Porque tras los hechos se pide un plan de seguridad a la productora que o bien no existía antes del incidente, lo que resulta totalmente aterrador, soltar siete toros por Cádiz sin un plan de seguridad; o bien fue presentado por la productora y aprobado lo que deja en peor lugar aún al equipo de gobierno. Fue la gran petición de Romaní. Además, se quiere vetar al toro que abrió las vallas, castigado por revolucionario, como le gusta hacer a los responsables municipales.

Sea como fuere, el rodaje sigue con el nuevo plan de seguridad de urgencia aprobado y corroborado por el Ayuntamiento de Cádiz. Un plan, este sí, bueno bueno de verdad. Al menos por el momento. Si todo sale bien, veremos a la Señora Alcaldesa con Cruise y Díaz charlando amigablemente en la esquina de Ancha con San José. Si hay otra estampida, ojalá que no, la Alcaldesa volverá a desaparecer. O quizá tome cartas en el asunto y le eche la culpa a la Junta de Andalucía, a Zapatero, a la lluvia o al sunsunkorda. Al tiempo.

Y para quien no se lo crea, aquí tiene la foto (aviso, no es un montaje):


No hay comentarios: