Prohibido prohibir
¡Qué tiempos aquellos en que los socialistas de hoy bebían de las aguas ideológicas del Mayo del 68 y defendían las ideas progresistas del "prohibido prohibir"! Ahora no. Ahora ellos se han hecho mayores y demuestran que con poder son menos permisivos que algunas de las dictaduras.
Se acabó fumar en público. No se puede comer hamburguesas grandes. Nada de quedar en la calle para tomarse un cubata. Los chiringuitos a las dos tienen que estar cerrados. Y las barbacoas del Trofeo... esas ni en pintura que después hay bacterias en la arena.
En Cádiz el nuevo dictador prohibitivo tiene un cargo tan absurdo como el de Delegado de Costas. Este señor se escuda en su posición de técnico para imponer qué se puede y qué no se puede hacer. Se olvida de las especiales características de la playa de Cádiz, de su condición de único espacio natural y libre en una ciudad embotellada entre construcciones desorbitadas y centros oficiales de ínfimo uso como el de su Delegación de Costas.
A los gaditanos sólo nos queda la playa, pero un señor -delegado de Costas- está dispuesto a que
sólo la utilicemos para lo que él considere que está bien. Un bañito y para casa, podria ser su próximo eslogan. Cuando el acné era el rey de mi cara, los amigos nos reuníamos por las noches en la arena a charlar de lo divino y de lo humano hasta que se iba cumpliendo la hora de volver a casa. Ahora, eso sería imposible, porque cada diez minutos un policia local vendría a cerciorarse si estábamos consumiendo algún tipo de bebida para desalojarnos. Toque de queda playero.
Es cierto que parte de la culpa la tienen aquellos que dejan sus basuras en la arena, los que orinan en la orilla y los que masificaron una barbacoa que era la reunión preferida por los gaditanos antes de que Teófila y sus Guiness se empeñarán en destrozarla. Pero los elementos distorsionantes no pueden determinar el camino que deben seguir las decisiones políticas. De lo contrario en unos meses prohibirán circular por carretera, después salir a la calle y, por último, respirar. Y seguro que entonces también habrá una señora que recogerá firmas apoyando la medida. Al fin y al cabo, respirar quita el oxígeno del aire.
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