lunes, 26 de noviembre de 2007

De todos

Marta y yo nos casamos el 24 de agosto. El sábado, justamente, se cumplieron tres meses. La decisión tan motivada como afortunada respondía a la ilusión de pasar un día feliz con nuestras familias haciéndolas partícipes de las bondades de nuestra relación.

Como marco para nuestro enlace optamos por el Ayuntamiento de Cádiz. Pese a la inicial oposición tradicional de parte de la familia, yo tenía claro que sólo me casaría por lo civil. No tenía sentido tragarme mis ideas sobre la jerarquía eclesiástica y muchos sacerdotes. Nosotros formamos una pareja moderna que no entiende de arras, ni de velos sino sólo de igualdad y respeto.

Gran parte de la culpa de que la ceremonia fuera excelente la tuvo Sebastián Terrada, el concejal de Izquierda Unida, que se mostró amabilísimo, cariñoso y cercano dándole un toque muy especial a un día, sin duda inolvidable.

Conviene no olvidar la importancia del lugar escogido. El Salón de Plenos del Ayuntamiento con su magnífica lámpara de araña y ese aire especial que le da a momentos importantes eso que los periodistas cursis vienen a llamar "un marco incomparable".

No es que yo quiera dar una lección de amor, ni soltar toda esta brasa para edulcorar un lunes que, por lo demás, me está resultando frío y amargo. Os cuento todo esto porque al Teniente-Alcalde Delegado de Régimen Interior, el ínclito Pepe Blas, se le ha ocurrido proponer que no se hagan las bodas en el Ayuntamiento de Cádiz. Él, que es más de misa diaria mientras que cierra las empresas que alimentan a decenas de trabajadores, prefiere que los gaditanos se casen en las iglesias y que dejen el Ayuntamiento para lo que él considere que es importante.

Dice que someterá a estudio su idea, pero ya recordamos como son los estudios de Fernández y después pasa lo de la "zona azul" del Paseo Marítimo. Vamos que los estudios de Pepe Blas se pueden resumir en "lo que me salga a mi de los..."

Yo me casé en el Ayuntamiento, en el Salón de Plenos y los casi cien invitados que nos acompañaron en un día tan importante no dieron la nota, ni montaron ningún espectáculo. Es más, le dieron mucho colorido a la plaza de San Juan de Dios. Como los familiares de la pareja que se casó antes que nosotros o los de la que se casó después. Muchos, de hecho, disfrutaban del Salón de Plenos de su Ayuntamiento por primera vez y se fueron encantados con la belleza del lugar.

Pepe Blas, no emules a Fraga y digas aquello de el Salón de Plenos es mío, porque pareces más Gollum que otra cosa. El Salón de Plenos es de todos los gaditanos y, desde el 24 de agosto de 2007, guardará un rinconcito muy especial en mi corazón entre los sitios que marcaron mi vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues felicidades. Y para variar, esta vez te doy toda la razón. Con los problemas que hay en Cádiz por solucionar y se preocupa el ínclito por las bodas en el Salón de Plenos. A ver si hacemos un estudio nosotros para buscarle a este alguna ocupación más provechosa y que se deje monsergas.