sábado, 10 de noviembre de 2007

Francamente

El Partido Popular tiene un grave problema. Evidentemente no en su cúpula directiva más alta, donde saben guardar las formas y mantienen una asquerosa equidistancia entre el futuro y un pasado negro que ensombrece el currículum de algunos de sus líderes, comenzando por el propio presidente fundador. De este modo contentan al grueso de su base social, tanto aquellos convencidamente demócratas como a los queaún lloran los 20 de noviembre.

La excepción, por supuesto, la de algunos frikis políticos como Mayor Oreja (un personaje estrafalario, grotesco y extremista, como muy bien podría decir el humorista antes conocido como Aleix Vidal-Quadras). El mismo que vino de Euskadi a recordarnos a los andaluces que no tenemos democracia, se permitió alabar el período totalitario que sufrió España hasta 1975: para él aquellos cuarenta años de oscuridad fueron un período de bonanza y tranquilidad. Está claro que con el gallego algunos vivían mejor.

La cuestión es que a los populares la partida de memoria histórica planteada por los socialistas les está dejando en fuera de juego. Y si sus líderes saben mantenerse en el alambre, cuando se baja en el escalafón los ejercicios de funambulismo acaban llevando al suelo a algunos responsables peperos.

El último ejemplo lo hemos tenido en El Puerto de Santa María. Para justificar la negativa de los populares a retirar una medalla concedida por el ayuntamiento portuense al dictador de metro y medio su portavoz, Patricia Ibarra, ha comparado la figura del ferrolano con la del rey Juan Carlos. Con monárquicos así, casi que sobramos los republicanos.

Sin embargo, a mi la parte de sus declaraciones que más me llama la atención es cuando la ínclita ha dicho, "Francamente, para hacer el tonto ya tendremos tiempo..." Está claro que no, que en el Partido Popular hacer el tonto "francamente" es bastante habitual.

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