sábado, 8 de marzo de 2008

La puntilla

Campaña electoral: último día.

La campaña electoral no acabó a las 23:59 sino a las 13:30 del viernes. A esa hora la banda terrorista ETA acudió al cobarde recurso del tiro en la nuca para asesinar a un hombre delante de su mujer y su hija.

Los terroristas vascos le han cambiado el paso a la campaña electoral que agonizaba y los políticos se dejaron hacer ante la barbarie. Con un muerto reciente en el zurrón sólo CiU y Coalición Andalucista mantuvieron sus actos, aunque modificándolos de contenido con el recuerdo unánime de ese político de vocación al que ser concejal le costó la vida.

Con la pistola aún humeante resulta muy difícil razonar sobre algunas cuestiones y la cautela debe presidir las reflexiones. Sin embargo, como esta es mi ventana y los etarras no van a coartarme la libertad de expresión, me siento en la obligación de decir que el terrorismo etarra está sobredimensionado.

Es cierto, ayer ha muerto un hombre. Asesinado a manos de un malnacido. Tal y como mueren muchas mujeres a manos de sus maridos. O de la misma forma que muchos trabajadores mueren a causa de los accidentes laborales. Igual que centenares de personas mueren cada mes en la carretera. Por no contar los casos de muerte relacionados con extorsiones, tráfico de drogas, robos, violencia sin sentido... Esas también son muertes y a nadie se le ocurre suspender la campaña cada vez que sucede una cosa de ese tipo.

En el fondo, los etarras tienen lo que quieren, que el último día de campaña sólo se haya hablado de ellos. Que ellos le hayan puesto la puntilla a la antesala de la fiesta democrática que tendrá lugar mañana. Y todo con la connivencia de unos políticos que hoy perjuran que estarán unidos y mañana olvidarán el cadáver o lo recordarán para tirarse sus vísceras a la cara.

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