miércoles, 30 de julio de 2008

La templanza sin rencor

Ayer abandoné mi ventana durante unas horas para acompañar a mis compañeros de la APDH-A durante un rato en la rueda de prensa que ofrecieron junto a Rafael Ricardi en relación a las circunstancias que han determinado su excarcelación. Aunque no pude seguir la comparecencia completa (otros derechos de otros humanos me reclamaron) sí pude presenciar la intervención del principal protagonista de la mañana, que no era otro que Rafael Ricardi.

Sinceramente, Rafael me dejó bastante sorprendido. Gratamente sorprendido. Quizá por los prejuicios que la sociedad inculca, quizá porque lo que sabía de él era todo (o casi todo) malo, las respuestas de Ricardi me provocaron cierta sorpresa. No por su forma de expresarse, no por su soltura ante las cámaras, pero sí por el contenido de sus palabras, medidas, certeras y templadas.

Vaya por delante que sentarse delante de decenas de periodistas, otras tantas cámaras fotógraficas y muchas cámaras de televisión es plato de difícil digestión para quien no está acostumbrado. Además, los riesgos que tiene contestar a las preguntas de los periodistas (algo que los políticos en su mayoría no hacen) dificulta hilar un discurso, expresarte con claridad,... pero aún así Ricardi dijo lo que quería decir, respondió a quien quiso responder y, sobre todo, dejó un mensaje claro, un mensaje de templanza sin rencor que sorprende viniendo de una persona que se ha tragado 13 años de cárcel por una serie de errores judiciales y policiales.

Ricardi dio uno de esos discursos limpios y puros que sólo resulta creíble porque sale de la boca de alguien tan poco acostumbrado a este mundo de la prensa y las declaraciones que resulta imposible prepararlo. Por eso, yo creo a Ricardi cuando dice que lo que más le duele es que no le hayan pedido perdón y que no hay dinero en el mundo para pagar lo que le han hecho. Una víctima del sistema judicial, como se calificó, que cree en la Justicia y que se compadece de la víctima de la violación que a él le endosaron para quien sólo tuvo palabras de apoyo. Alguien a que lo que más le duele es el sufrimiento que ha pasado su familia, señalada por la calle, y, sobre todo, que nadie le haya llamado para pedirle perdón.

Ahora Ricardi continúa siendo un preso en libertad condicional que en unos meses (quizá años) volverá a ser una persona completamente libre. Espero y deseo que sepa asimilar su nueva situación de libertad y que pronto la prensa se olvide de él. Eso le hará más fácil reiniciar su vida con su hermana, con su hija y con esa paguita que reclama. Mientras, su calma y su templanza emiten buenas vibraciones, aunque, como todos, Rafael tiene derecho a equivocarse. Eso no cambiará su inocencia en el caso del que ha pagado 13 años de condena.

2 comentarios:

Alfon dijo...

Increible todo este caso. Espero que al fin se resueva todo y se sepa que pasó realmente.
Aún así hay cosas que se me escapan y no entiendo:

¿ Porqué se autoinculpó ?
¿ Dónde estaba us familia cuando pasaba las noches en el Corribolo ?
Ahora si tiene a su familia a su lado ¿ porqué ahora y no antes si incluso su entorno familiar le inculpó, hasta su mujer ?....

Anónimo dijo...

Como siempre admirables tu elocuencia y tu mesura a la hora de exponer pensamientos, ideas y opiniones. Muy buen artículo, si señor