Neoliberales
Creía yo que los neoliberales iban a tirarse uno a uno desde el balcón más alto del rascacielos más alto de la ciudad con el mercado más libre de la historia. Después del fracaso que supone que el presidente de los Estados Unidos tenga que hacer intervenir al Estado para salvar a unas (varias) empresas de las que hasta pocos días antes eran santo y seña de la maravillosa, según ellos, economía de libre mercado.
Estados Unidos, de repente, se convierte al comunismo más acérrimo para salvar una crisis que, como siempre, golpeará mucho más a aquellos que no contribuimos a crearla que a los responsables, instigadores y culpables. Sin embargo, los neoliberales no se han tirado por los balcones (simbólicamente, tampoco quiero que me acusen de incitación al suicidio). Es que ni siquiera han cerrado sus bocas para tratar de pasar desapercibidos en la maraña concupisciente que sufre la crisis.
El primero, el presidente de la CEOE que ha atacado hoy solicitando al Gobierno la flexibilización del despido. El corte de voz está al principio de la entrada y en él, este señor que representa a tantos y tantos empresarios, bajo el razonamiento de que se trata de una situación excepcional pide el despido flexible, en su máxima expresión el despido libre. Es decir, lo que la CEOE lleva años pidiendo, ahora lo hace bajo el paraguas de la crisis; despido libre para crear empleo.
El argumento principal es que las empresas se sienten atadas a la hora de contratar por los costes que le supone despedir al empleado al que contratan y así no pueden generar empleo. Es verdad que las empresas tienen que generar empleo pero las empresas necesitan de los clientes y los clientes, suelen ser ciudadanos que son, en último caso, trabajadores. Sin estabilidad no hay consumo y hay está uno de los fundamentos de esta crisis.
Con la proliferación de contratos temporales, los bajos salarios y la escasa duración de las relaciones laborales lo de que el despido en España es caro, es mentira. Es caro despedir a un trabajador que lleva 15 años en la empresa, pero ¿cuántos hay así? ¿No le importa al empresario que ese trabajador que ha entregado 15 años -probablemente los 15 mejores- de su vida a su entidad se vaya como vino, con una mano delante y otra detrás?
Evidentemente no. El despido libre sirve para destruir empleo, nunca para crearlo y su flexibilización sólo contribuye a que el trabajador sea más obediente, más sumiso, más sometido a la voluntad del empleador a quien prescindir de él no le representa más dolor que el que le llevaría cambiar de driver para jugar al golf.
El segundo, el Gobernador del Banco de España que ha considerado que lo de las cláusulas de revisión salarial es un atraso. Otro que tal anda. Si la inflación sube, el sueldo del trabajador no debe subir igual lo que supone que, al cabo de un par de años el trabajador trabaja igual para cobrar un 3% (o hasta un 10% si la inflación sigue a este ritmo) menos.
Estos neoliberales han lanzado piedras contra la cristaleria de Bohemia de la economía y ahora pretenden que los trabajadores peguemos los restos para poder ellos seguir bebiendo sus caros vinos en sus lujosas mansiones.
Esta crisis marcará el final del neoliberalismo y no sirven las viejas recetas doctrinarias que acaban haciendo recaer todo el peso sobre los mismos. Sólo un reparto más justo de la riqueza, las plusvalias y los excedentes puede ayudar a salir del atolladero, entre todos. Pero no con unos pocos subidos sobre la espalda de los más débiles.
1 comentario:
OLE!!
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