sábado, 19 de septiembre de 2009

Mis impuestos

Yo estoy de acuerdo con la subida de impuestos. No lo digo desde la hipocresía del que sabe que la subida afectará a otros porque la puede evadir. Como asalariado, si hay que poner el hombro para ayudar en los malos momentos, no pienso escurrir el bulto. Es más, estoy a favor de esa medida.


Hace relativamente poco tiempo Zapatero elevó a verdad el mantra de que bajar impuestos era de izquierdas. Falso. Bajar impuestos supone, tarde o temprano, que se reducen los presupuestos públicos porque se ingresa menos y hay menos para gastar y cuando hay menos para gastar nunca se recortan gastos en defensa o ayudas a la banca. Se recortan los gastos en servicios sociales. Aunque Zapatero diga que su gobierno no recorta políticas sociales, él no las controla todas, puesto que la mayoría están en manos de las Comunidades Autónomas que si ven disminuir los ingresos meten tijera en las inversiones públicas tan necesarias.

Porque no se trata sólo de ayudar a quienes menos tienen, a quienes lo han perdido todo con 420 euros mensuales, que también. Los recortes en gasto público afectan a todos. Son recortes en guarderias, en hospitales, en universidades, en colegios,... Yo quiero que el Estado (en su versión central o en sus versiones autonómicas) asuma esos gastos para que los servicios públicos se encuentren en la mejor situación posible. Por eso, si hay que subir los impuestos, que se suban.

Solo pido dos condiciones. Una, que se suban los impuestos directos, los que gravan incrementos de rentas. No tiene sentido que la subida de los impuestos se haga sobre las gasolinas o el IVA que son impuestos que pagan todos en la misma proporción y cuyo piso, en términos reales, recae sobre los que menos tienen. Para quien gana 100.000 cinco euros más de impuestos cada vez que llena el tanque de su todo terreno no le supondrá nada, pero para quien gana 500, esos cinco euros cada vez que quiera llenar el depósito del Seat Ibiza le descuadra el presupuesto mensual.

La otra condición es que, por fin, se invierta el dinero público de forma adecuada. Que se acaben las empresas públicas, los entramados empresariales y esos entes en los que el Consejero Delegado cobra más que el presidente del gobierno con cargo a los Presupuestos públicos. Quiero mi dinero para que haya más ayudas a las mujeres que dan a luz, para mejorar la educación, para solucionar los males endémicos de la Justicia, para una mayor inversión en un parque público de viviendas, para que pueda desplazarme de Cádiz a Puerto Real en tren sin tener que dar la vuelta en San Fernando, para que nuestros ancianos enfermos tengan la atención que se merecen... Para cosas útiles que mejoren la vida de todos.

Si tengo los servicios públicos y las prestaciones sociales de Suecia o Dinamarca, no me importaría pagar los impuestos que pagan suecos y daneses. Lo he visto y merece la pena.

Por cierto, allí los impuestos no desactivan a la iniciativa privada, como dice el ultraliberalismo neoconservador que nos toca sufrir dentro de nuestras fronteras. Quizá porque allí haya empresarios con un verdadero compromiso social cuyo único objetivo no sea enriquecerse lo antes posible apropiándose de ayudas públicas para después despedir a los trabajadores. Pero ese es otro tema.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El 64% de los asalariados españoles son mileuristas y tú defiendes la subida de impuestos...

Dichoso tú que puedes permitirte el pagar impuestos como en Suecia, a muchos españoles su salario no le llegaría ni para cubrir el 80% de los impuestos que allí se pagan.

Anónimo dijo...

Disculpa, salió como anónimo, mi nombre es Raúl Junquera.