viernes, 11 de septiembre de 2009

Povera Italia

Después de unas largas vacaciones abro de nuevo mi ventana para tener un recuerdo con la pobre Italia, ese país al que tanto cariño le tengo después de haber pasado allí varios meses de mi vida. Allí pasé buenos momentos, otros malos y, sobre todo, conocí a algunos de mis mejores amigos y descubrí un país lleno de cultura e historia.

Por eso, cuando veo por televisión a un personaje de la calaña de Silvio Berlusconi, lo siento por ellos. Por mis amigos que deben sentir una vergüenza íntima al ver cómo su presidente del Gobierno queda encharcado en escándalos a cuál peor. Ha sido acusado de comprar juicios (su abogado fue condenado por ello), ha cambiado leyes para beneficiarle en sus problemas judiciales, ha simultaneádo su condición de presidente del Gobierno con la de hombre más rico del país utilizando su doble espada para legislar a favor de sus empresas... Pero, por si todo eso no fuera suficiente, este año se ha descubierto el asunto de las mujeres. Prostitutas, fiestas, drogas, infidelidades, menores,... todos los elementos de las novelas de acción más sórdidas, aquellas que mezclan mafia y poder, puestos en la realidad del presidente del Gobierno de un Estado europeo.

Sin embargo, no me termina de sorprender porque algo de eso se intuye viviendo en Italia unos cuantos meses. Esperando un país moderno, inmerso en pleno siglo XXI, si rascas un poco la superficie te encuentras un pueblo anclado en planteamientos ancestrales, con una visión de la mujer que supera en muy pocos casos el de la mujer objeto. La mezcla de pudor religioso con la pulsión sexual exacerbada lleva a comprobar el fenómeno que se repite en las discotecas, las calles, los colegios, las plazas, las universidades, las cafeterías,... Hombres que atosigan a las chicas para convertirlas en una muesca más de sus conquistas, en circunstancias de lo más sorprendentes que uno pueda imaginar. La conquista como máxima expresión del machismo.

Por eso no me extraña el fenómeno Berlusconi. Y él lo explica muy bien, "la gente me quiere porque la mayoría querrían ser como yo". Es posible. Es muy posible que muchos de los italianos quisieran llegar a los setenta años rodeados de bellezas dispuestas y disponibles para cumplir sus sueños y sus deseos. Para fingir ser conquistadas aunque sea a cambio de dinero.

Es la posición de la mujer en esa sociedad. Una visión marcada por la sorprendente mezcla de la moral católica más exacerbada, la fuerte influencia del omnipresente Vaticano y una imagen pública de la mujer totalmente trasnochado. Es muy curioso para el extranjero observar cómo en cada programa de televisión hay unas chicas que bailas o aplauden, vestidas siempre con una falda en su mínima expresión. Sin ir más lejos, en el programa Pasaparola (nuestro Pasapalabra) a mitad de su emisión, dos chicas de estas se marcan un baile seudo erótico que dispara la lascivia de los telespectadores. Curiosamente, todo esto en una televisión cuyo dueño es el propio Silvio Berlusconi.

La tierra de Dante, Miguel Ángel, Leonardo, Fellini, Rafael, Galileo, Americo Vespuci, Critóbal Colón; la cuna del gran Imperio Romano que civilizó medio mundo; la tierra del latin que dio cultura a Occidente, esa Italia, es ahora una pobre Italia gobernada por el mayor fantoche que un ser humano pueda imaginar como presidente del gobierno de un país. Povera Italia!!!

1 comentario:

manolo rubiales dijo...

Revelador y elocuente artículo, sin dudas. Sólo hay que acordarse cuando Berlusconi campaba por tele cinco y en cualquier hora te podía saltar un ojo el pezón de una mama chicho, menos mal que por aquí nos hemos aguantado un poco.
Saludos