miércoles, 23 de diciembre de 2009

On air: Bochornoso espectáculo

El pasado jueves 17 de diciembre utilicé mi columna del Hoy por Hoy Cádiz para criticar el pleno municipal del viernes anterior. Y es que, aunque habían pasado más de diez días, algunas de las imágenes y comportamientos vistos aquel día se han grabado, para siempre, en la historia negra del municipalismo gaditano.

En el 2009, tal y como se ha encargado de recordar este programa, se cumplían 30 años de los Ayuntamientos democráticos, pero en el Ayuntamiento de Cádiz parece que no se ha alcanzado esta edad. Han pasado más de diez días, pero aún no se ha borrado de la memoria de muchos gaditanos el bochornoso espectáculo ofrecido por algunos de sus representantes en el Pleno del Ayuntamiento. Una obscena representación de falta de respeto a los ciudadanos de la que no se salva casi nadie.

La forma de desarrollar los plenos por parte del Partido Popular es conocida por todos y altamente censurable. Los populares utilizan su rodillo para imponer propuestas que no entran dentro de las competencias municipales y la señora Martínez dirige el debate de tal forma que siempre tiene ella la última palabra midiendo a su manera los tiempos y cortando la palabra cuando no le interesa oír posiciones ajenas a la suya, que suele ser casi siempre. Son comportamientos que repugnan a los principios democráticos y a quienes consideramos al debate como elemento fundamental de nuestro sistema. Pero la particular forma de entender la democracia de la derecha española es algo conocido por todos. Me resulta, en cambio, mucho más sorprendente y censurable que otros que presumen de demócratas conviertan el Pleno Municipal en su particular sesión de terapia sicológica.
Bien es cierto que no me gustaría estar en el pellejo de Rafael Román cuando se sienta en su sillón de portavoz municipal del Grupo Socialista. Ninguneado, reprobado, amordazado por la sempiterna presencia de la Alcaldesa y humillado en su continua derrota, debe estar bastante más cómodo en el Congreso de los Diputados donde nada a favor de corriente. Pero eso no le da derecho a organizar (o participar) en un acto de alboroto tan chabacano e irrespetuoso como el famoso episodio del riau, riau... No es de recibo practicar el gamberrismo de escuela y menos en un personaje que está mucho más próximo al del empollón que al del macarra. Sus votantes merecen de Román y los suyos el respeto que a ellos les niega la señora Martínez.

Si no tiene claro cómo comportarse, sólo tiene que mirar a su izquierda. Allí encontrará a Sebastián Terrada. Terrada también sufre de la retirada de palabra, del ordeno y mando, de la confusión entre Ayuntamiento y Partido Popular que gusta de practicar a la señora Martínez. Pero él no monta vergonzosos circos. Él responde con educación, con saber estar y con entereza. La que se le presupone a un demócrata que está representando a un número muy importante de gaditanos. La que está olvidando Rafael Román y algunos de sus compañeros de pupitre.

1 comentario:

Fran Quintana dijo...

Completamente de acuerdo con el artículo. Qué difícil resulta votar cuando la "clase" política (tan desprovista de "clase") nos avergüenza una y otra vez, miremos donde miremos... Salvo honrosas excepciones.