domingo, 13 de diciembre de 2009

On air: El Día de los Derechos Humanos

El pasado jueves se conmemoró el día de los Derechos Humanos. Aunque a mi no me gustan mucho este tipo de conmemoraciones porque de tan habituales (el día del agua, el día de la mujer, el día del castellano,...) acaban desvirtuando el contenido del mensaje que requiere de una presencia los 365 días del año, creí que era un buen momento para aprovechar mi columna radiofónica y reivindicar la lucha por los Derechos Humanos.


El 10 de diciembre de 1948, en Nueva York, la Asamblea de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esa es la razón por la que el día de hoy es el día de los Derechos Humanos. Un día contradictorio donde los haya.

Califico de contradictorio este día porque, por una parte es un día de celebración o, al menos, de conmemoración. Se conmemora que, hace sesenta y un años los Estados reunidos en las Naciones Unidas ofrecieron una respuesta a la tiranía fascista que había puesto en peligro la civilización europea y el orden mundial. Aquella respuesta, avanzada y comprometida sigue siendo válida hoy como elemento de reivindicación.

Porque sesenta y un años después, aquella Declaración sigue siendo, en gran parte, papel mojado. Los derechos humanos sufren, en el mundo entero, de una peligrosa relativización. Después del 11 de septiembre se ha producido una regresión a nivel mundial en el respeto de los derechos humanos. El mensaje del miedo ha calado en nuestra sociedad y, bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo o el incremento de seguridad, se están permitiendo vulneraciones flagrantes de las que la base americana de Guantánamo es un clarísimo ejemplo. Por supuesto, no podemos olvidar la represión que en muchos Estados se sigue fomentando contra quien se permite disentir con el poder establecido. Honduras, China, Irán ilustran este grupo.

Sin embargo, no hay que viajar miles de kilómetros para observar estas situaciones. Tres noticias de los informativos de la Cadena SER de ayer nos pueden servir de ejemplo. La primera, el informe de CEAR sobre la situación de los Centros de Internamiento para extranjeros, nuestros particulares Guantánamos. La segunda, el caso Aminetu Haidar, expulsada de su casa por la fuerza por querer la libertad para el pueblo saharaui.

Y la tercera, la sempiterna crisis. Este catarro del capitalismo que se está curando con despidos y dolores de cabeza para tantos ciudadanos está poniendo en entredicho los derechos económicos que también están reconocidos en aquella Declaración Universal de los Derechos Humanos. Porque el casi millón de parados de Andalucía sabe poco del derecho al trabajo del artículo 23. Como el 8% de ciudadanos de la provincia de Cádiz que se encuentran en situación de exclusión social no comprenden el contenido del artículo 25 y ese derecho al nivel de vida adecuado.

Por eso, hoy como siempre, pero más que nunca está vigente la reivindicación de los derechos humanos. Para que, por fin, sesenta y un años después se cumplan.

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